Con esta frase, que se adjudica a Santa Teresa de Ávila empieza Tiempos recios , la última novela de Mario Vargas Llosa. En estas páginas se relata cómo un país, la República de Guatemala, gracias a las dinámicas de la Guerra Fría terminó atrapada en una espiral de violencia, invasiones, ruidos de sables e interrupción de las instituciones democráticas. Bajo la línea de Conversación en La Catedral y la Fiesta del Chivo , el Nobel peruano narra cómo varios personajes intentaron hacerse con el poder con el único fin de saciar sus ambiciones. Específicamente, la novela cuenta el rol que jugó la CIA, el gobierno de Eisenhower con la ayuda de John Peurifoy; el cual era su embajador en esta nación, Anastasio Somoza, Rafael Trujillo, facciones del Ejército guatemalteco, el publicista Edward L. Bernays y el dueño de la United Fruit Company, Sam Zemuray. Todos ellos finiquitaron un golpe de Estado en 1954, este fue dirigido por el coronel Carlos Castillo Armas y tenía com...